sábado, 20 de agosto de 2011

EL VALOR DEL MIEDO en Madrid durante las JMJ 2011

Llevo tres días en la calle, de día y de noche y apenas durmiendo unas horas, no solo en las manifestaciones, sino del otro lado también. Puedo decir que es alucinante el grado de manipulación que están haciendo con esos chavales. Da realmente miedo por una parte, aunque también descubro que muchos de ellos (son tan jovencitos) vinieron aquí para pasarla bien (en todos los sentidos), que hay gente de fe firme y en muchos otros casos casos es obvio que "pasan" un poco cuando se realizan actos litúrgicos o "sermones" muy largos, tirados en plena calle, literalmente tumbados e incluso durmiendo entre las multitudes que se apretujan de pié sin que ninguno de ellos se inmute. Creo que en pocos años, muchos de ellos probablemente se desengancharán de su supuesta fe y eso también da esperanza. Lo realmente preocupante es lo que están haciendo en las altas esferas.

Así como todos tenemos algún miedo (algunos porque los llaman "perroflautas", "rojos", "maricones" y otros por expresar su fe abiertamente y sin tapujos), yo he sentido miedo al ver la ira que despierto algunas veces en gente de toda indole que me califica de "conspiranóico". Creo firmemente, (porque he estudiado durante años lo que se oculta detrás de los símbolos y otros temas que la gente tacha de alucinaciones, pajas mentales, etc) que lo que se está cocinando en Madrid es muy, pero muy gordo (ver entrada anterior) y lo he constatado en estos días saltando de un lado al otro entre ambos sectores de la población y siendo testigo en actos como las manifestaciones, las cargas policiales y la recepción de Cibeles, el traslado del Cristo de la Buena Muerte al palacio real anoche o un acto de vela eucarística con un grupo de Bélgica.

He constatado que mis suposiciones eran ciertas en muchos casos y otras no tanto, pero el miedo sigue siendo un "barómetro" natural para mí y hay que hacerle caso. Cuando veo que apalean a una chica y a un fotógrafo frente a mis narices y deseo correr a ayudar contra las bestias que los machacan, pero las piernas me flaquean y siento que el corazón se me sale (literal) por la boca... me siento culpable y solo acierto a acudir después a ellos para ver si están bien y ver en que puedo ayudar.

Siento también mucho miedo cuando estoy en medio de una multitud, española y adulta en su mayoría, pero tambien muchos jovenes que sacan al Cristo de la Buena Muerte del Cuartel del Ejército de Tierra mientras se corean vitores inimaginables en estos tiempos (y que no pienso repetir). Tengo miedo de jovenes con boina roja que gritan "!Viva España católica¡" en Sol y otros que se ponen firmes ante el paso de la legión mientras lloran exaltados. Siento miedo cuando unos compañeros durante la mani de ayer buscan ansiosos a algun JMJ para ofenderlo mostrándole el dedo y descargando su rabia con gritos como "esa mochila la he pagado yo", ante el asombro, susto o risas de los mismos, que saben bien que han desembolsado 40 euros por su mochila peregrina.

También he sentido mucha paz, más tarde, al estar con un reducido grupo de jovenes belgas que oraban y cantaban muy bajito y muy serenos, al lado del lugar donde horas antes, la policía que los proteje nos había hecho correr despavoridos mientras algunos colegas decian "no corran, no tenemos miedo"... pero yo si lo tenía y corrí con todas mis fuerzas, una vez más con el corazón en la boca.

Al amparo de la noche, muy de madrugada, mientras los JMJ duermen o hacen botellón en Plaza de España o junto al Teatro Real y la mayoría de los manifestantes se han retirado a sus casas o a tomar una caña para comentar lo sucedido; la procesión inmensa avanza hacia Sol, como exorcisando lo que muchos consideran un agravio a la patria (el campamento 15-M), flanqueando a la legión hacia el palacio entre (otra vez) vitores escalofriantes y su himno a la muerte, con hombres y mujeres en éxtasis que cantan sin pensar un segundo en lo que están diciendo al paso de tropas armadas que llevan al pobre Jesús, que nada tiene que ver con el ejército, como vanguardia.


Eso no lo ha visto el JMJ. Eso es tal vez la España (y la Europa) que han venido a reavivar. No hace falta ser "conspiranoico" ni historiador ni "alternativo" para darse cuenta de lo que está pasando. Solo hay que hacerle caso al miedo que se planta en tu estómago como una aguja punzante mientras callas, observas e intentas quedarte con todos los detalles para estar más consciente cada vez y estar listo para cuando realmente esto se quiebre.

Si he sentido tanto miedo ante un policía con porra y casco, no se cuánto más puedo llegar a sentir si se hace crecer la confrontación entre la gente y un día (ojalá que nunca suceda), me tope con un joven legionario de camisa abierta y pantalón apretado apuntándome con su fusil de asalto, bendecido por Benedicto XVI, Carme Chacón, Juan Carlos de Borbón... y el recuerdo de Cristo crucificado, mudo rehén de las monarquías europeas, entrando de madrugada y de espaldas, al palacio real en una cálida noche de agosto.

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